Cómo afrontar la muerte de un ser querido
“Quien no quiere morir que no nazca”, “todos algún día moriremos”, y otras muchas frases se nos dicen desde la niñez, me imagino que para irnos mentalizando, de modo que cuando llegue el momento duro e inesperado de la muerte de un ser querido, cercano o amigo de un amigo, no nos impacte tanto.
Sin embargo, la verdad es que, sea como sea, para el momento de la pérdida y todos los sentimientos que envuelve, nadie nos prepara.
Podemos aceptarlo, pues no podemos cambiarlo, pero es imposible sentir dolor, tristeza y desasosiego. ¡Quisiéramos que quienes amamos durarán para siempre!
Todo eso que puedes sentir es válido. Siente, reconoce y saca afuera esas emociones. Es una tarea obligatoria para que puedas seguir adelante.
Y como dice la letra de la Canción “Cuando un amigo se va” de Alberto Cortez:
“Cuando un amigo se va
Queda un espacio vacío,
Que no lo puede llenar
La llegada de otro amigo
Cuando un amigo se va,
Queda un tizón encendido
Que no se puede apagar
Ni con las aguas de un río
Cuando un amigo se va,
Una estrella se ha perdido,
La que ilumina el lugar
Donde hay un niño dormido.”
Ese vacío queda en nuestro ser como una mancha indeleble. Pero, ¿Sabes qué otra cosa queda?
Quedan los recuerdos.
Quedan las sonrisas.
Quedan los abrazos.
Quedan los consejos.
Quedan las enseñanzas.
Quedan los aprendizajes.
Queda el AMOR.
La muerte no se puede evitar. Cuando nuestro tiempo se agota, ya nada puede hacer que las baterías del reloj sigan funcionando. Sin embargo, antes de que llegue ese momento, sí podemos decidir vivir lo mejor que se pueda, cultivando una relación cercana y profunda con nuestro Creador y sembrando en los demás bonitos recuerdos.
Ver a un ser querido partir, a veces es lo que tenemos más lejos. ¡Pero estas pérdidas nos enseñan tanto!
Nos enseñan que la vida es suficiente para cumplir con nuestro propósito.
Nos enseñan que debemos esforzarnos por vivir bien y hacer el bien.
Nos enseñan a ver las cosas desde otra perspectiva.
Nos enseñan a apreciar los pequeños detalles en donde se esconden las más grandes alegrías.
Nos enseñan a amar sin medidas.
Nos enseñan a cuidar más nuestras relaciones.
Nos enseñan a ser agradecidos.
Nos enseñan a cuidarnos más.
Nos enseñan a VIVIR.
Es en todo eso positivo que nos queda tras la partida de un ser amado, que podemos encontrar la motivación y las fuerzas para seguir adelante con más fe que nunca. Teniendo la certeza de que un día, podremos estar con quienes amamos, cubiertos bajo el manto protector de nuestro Señor Jesús. ¡Esa es mi esperanza!
Cómo ayudar a un niño a pasar su duelo
Los niños no entienden de despedidas eternas. Por ello es importante valorar sus emociones y ayudarles a vivir el duelo de la mejor manera. Es necesario que lo hagan para que puedan sanar.
Una bonita técnica es llevar a tu pequeño a un parque o un lugar que transmita paz. Inflar un globo con helio y motivar al niño a escribir una carta a ese ser querido que se fue, en donde le cuente todo lo que hubiese querido decir de frente antes de su partida a su morada eterna.
Luego amarran la carta al globo y junto al niño lo sueltan al cielo.
Esta técnica es muy útil para liberar emociones reprimidas y para hacer las despedidas menos traumáticas para los más chiquitos.
Es válido usar esta técnica en adultos. Hace el mismo efecto terapéutico.
Este escrito sale desde el fondo de mi corazón para ti que en estos momentos estás pasando por la pérdida de un ser querido. Espero que reconforte un poco tu alma, te dé paz y te pueda mostrar que, hasta de este mal momento, tienes mucho que aprender y recuerdos hermosos que valorar.