Cómo neutralizar pensamientos limitantes
Los pensamientos limitantes son aquellos que no nos permiten ir por lo que queremos, vale decir, que no nos permiten avanzar. Nos bombardean principalmente cuando nos encontramos en nuestra zona de confort y se presentan en distintas formas: desconfianza, introversión, miedo al cambio.
Esto afecta nuestras relaciones porque dificulta nuestra comunicación o bien dejamos de dar lo que esperamos recibir; nos afecta a la hora de actuar frente a los distintos desafíos que nos presenta la vida; y afecta gravemente nuestra mente, ya que estos pensamientos influyen en la baja autoestima que a veces presentamos, haciendo que fracasemos sin siquiera haberlo intentado y eso nos trae como resultado emociones negativas como tristeza y enfado. Cuando repetimos este patrón de manera constante, se convierte en nuestra forma de vida.
¡Pero te traigo buenas noticias!
Existen formas de neutralizar estos pensamientos. Porque aunque a veces se nos presenten como indomables los pensamientos son educables. Es todo un desafío, pero el sacrificio valdrá la pena, pues nos llevará a una vida más plena, alegre y motivadora, y lo haremos combinando el sentir-pensar-hacer activo, que nos hacen responsable de nuestro propio cambio.
Una de las características principales de los pensamientos limitantes son las excusas. Una excelente estrategia para comenzar a eliminar excusas de nuestro vida es cambiar el “Es que” por “Y si”. Por ejemplo, te mostraré dos escenarios utilizando esta técnica:
Excusa
- ¿Salimos a tomar algo?
- Es que esta noche se me complica
En vez de excusarnos podemos optar por utilizar esta alternativa:
- ¿Salimos a tomar algo?
- ¿Y si mejor vamos mañana a merendar?
Cambia el color, ¿no?
Estaremos modificando excusas por alternativas.
Otras veces, el pensamiento limitante viene cuando enfrentamos una situación nueva, pues le tememos al cambio que genera dicha situación. Ante esta situación, sugiero hacer una lista de qué es lo mejor y qué es lo peor que nos puede pasar. Eliminemos de nuestra mente los pensamientos catastróficos y seamos objetivos. ¿Realmente puede ser muy grave la peor consecuencia? Y si lo llegara a ser, ¿Cuáles podrían ser los planes B, C, D?
Cuando el desafío se nos vuelva cuesta arriba, lo mejor es dividir nuestra gran meta en pequeños objetivos que sean específicos, medibles y alcanzables. De modo que podamos ir realizando cada tarea de manera gradual e ir avanzando en nuestro objetivo.
Al final, la pregunta más importante es: ¿Prefieres vivir toda tu vida lamentándote por lo que te gustaría estar haciendo pero no haces, o ir a por todas, sabiendo que siempre va a ser un triunfo, pues lo que no sale como lo esperabas siempre deja un aprendizaje?
Me encantaría leer sus respuestas en los comentarios y los invito también a dejar sus dudas. 😀