La Amante Reflexión sobre la unión familiar

La Amante | Reflexión sobre la unión familiar

Unos años después de que yo naciera, mi padre conoció a una extraña recién llegada a nuestro pequeño pueblo.
Desde el principio, mi padre estaba fascinado con esa encantadora novata y luego la trajo a vivir con nosotros.

La extraña llegó y, sorprendentemente, ¡mi madre aceptó!
Mientras crecía, en mi mente joven,
ella ya tenía un lugar muy especial.

Mi madre me enseñó lo que era bueno y lo que era malo
y mi padre me enseñó a obedecer.
Pero la extraña era más fuerte, nos encantó durante horas hablando de aventuras y misterios.
Ella siempre tenía respuestas a cualquier cosa que quisiéramos saber.

Ella compartía cosas divertidas y formativas para niños (ABRIR PAGINA) también, y por eso nos hacía felices.

¡Sabía todo del pasado, del presente e incluso podía predecir el futuro!
Lo molesto era que no podíamos estar en desacuerdo con ella.
¡Ella siempre tuvo la última palabra!

Ella fue quien llevó a mi familia al primer partido de fútbol.
Nos hizo reír y también llorar.

La extraña casi nunca dejaba de hablar,
pero mi padre la amaba.
Mi madre que incluso estaba celosa,
nos dijo que nos calláramos para poder escucharla.

A menudo la llevaba a su habitación y se acostaba con ella.
A mi madre no le gustó, pero ella la aceptó. Ahora me pregunto si mi madre alguna vez rezó para que se fuera.

Mi padre dirigía nuestra casa con fuertes convicciones morales,
pero la extraña no estaba obligada a seguirlas.

Las peleas, las malas palabras en nuestra familia no fueron permitidas,
ni por nuestros amigos ni por nadie que nos visitara.
Sin embargo, ella usó su lenguaje inapropiado, que a veces me quemaba los oídos
e hizo que mi padre y mi madre se sonrojaran, nada más.

Mi padre nunca nos dio permiso para beber alcohol y fumar,
pero ella nos animó y dijo que nos diferenciaba en la sociedad.

Habló libremente (tal vez demasiado) sobre el sexo.
Ahora sé que mis conceptos de relaciones fueron fuertemente influenciados durante mi adolescencia por ella.

A menudo la criticamos, pero a ella no le importaba y no quería salir de nuestra casa. Pero también estábamos confabulando con toda esta situación.

Han pasado más de cincuenta años desde que la extraña vino a nuestra familia.
Desde entonces, ha cambiado mucho,
pero sigue siendo joven, práctica,
hermosa y elegante.

Está en casa, tranquila, esperando que alguien escuche sus conversaciones o dedique su tiempo libre a hacerle compañía, a admirarla.

¿Su nombre?

LA TELEVISIÓN.. 📺

Ahora ella tiene un esposo llamado Computador 🖥 y tuvieron un hijo llamado Tablet 💻 y un nieto llamado Móvil.📱

La extraña ahora tiene una familia…

¿Y la nuestra? Cada uno más lejos del otro…”

Autor desconocido.

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La Amante Reflexión sobre la unión familiar

CÓMO FOMENTAR LA UNIÓN FAMILIAR

Mantener una familia unida no es tarea fácil y más con todas las distracciones con las que contamos actualmente. Es muy fácil conectarnos con los que tenemos lejos pero desconectar de los que tenemos cerca.

Para fomentar la unión familiar es imprescindible: Mantener una comunicación sincera y transparente que ayude a construir lazos fuertes de confianza y estabilidad en nuestros hogares; así como fomentar enseñar a nuestros hijos el valor del respeto desde que son pequeños con el objetivo de mantener relaciones armónicas y funcionales.

Como padres efectivos sabemos que la vida que nuestros hijos tendrán en el mañana depende en gran medida de las semillas que sembremos en ellos. Por eso te comparto a continuación algunos consejos para favorecer la unión familiar.

  • Fomentar en nuestras relaciones la tolerancia, el cariño, la escucha activa, el respeto por las opiniones de los demás y el apoyo.
  • Comen junto a tu familia. De preferencia sentado en la misma mesa o en el piso, pero juntos.
  • Dedica tiempo especial de al menos 10 minutos al día exclusivos para compartir con cada uno de tus hijos. Esos momentos de risa y juego harán el mundo de tus hijos el más feliz.
  • Conversa con tu pareja sobre el modelo de crianza y las reglas que se seguirán en casa, a fin de mantenerse trabajando con miras a un mismo objetivo.
  • Hagan ejercicios juntos.
  • Cuando notes una conducta inadecuada o poco efectiva en tus niños, conversa con ellos sobre el tema.
  • En las peleas entre hermanos solo intervengan cuando las cosas ya se estén saliendo de control. Mientras, enseña a tus niños cómo SÍ actuar frente a esos escenarios.
  • Realiza las tareas con tus hijos e muestra interés por su aprendizaje, sus retos y su desarrollo. Puedes optar por actividades educativas de websites como Pintamania,  una página con actividades y recursos educativos para profesores y padres. ABRIR PÁGINA.
  • Dales libertad a tus hijos de aprender de sus experiencias, ayudándoles a reconocer lo bueno y lo malo.
  • Saca espacio en tu agenda diaria y semanal para compartir con tu pareja. Recuerda que ustedes son la base de la familia y deben estar bien y felices.

Cada día podemos poner de nuestra parte para que estos acercamientos se den y con ellos, podamos construir un hogar hermoso en donde cada miembro se sienta respetado, amado y aceptado.

Nos leemos en un próximo post,

Un abrazo cariñosito,
Bianna.

Importancia de la inteligencia emocional en la crianza

Importancia de la inteligencia emocional en la crianza

Es muy común, DEMASIADO diría yo, que en ocasiones justifiquemos conductas no tan efectivas de nuestros hijos, fortaleciendo la idea de que “Él es así porque fulano es así”, “Igualito a su papá o a su mamá”, “esa forma es igualita a…”.

Y es que, desde los tiempos de antaño, como humanos buscamos ese sentido de pertenencia, de arraigo y de liga que nos hace sentir parte de una comunidad, parte de una familia, parte de un todo.

Cuando nuestros hijos realizan alguna acción no beneficiosa para su crecimiento que nos hace sentir orgullosos o identificados, tendemos a alabarla y glorificarla, simplemente porque es algo que NOSOTROS COMO ADULTOS REALIZAMOS. Con esta acción reforzamos el mal comportamiento y validamos la conducta irresponsable.

Y luego nos preguntamos por qué con el paso del tiempo nuestros hijos presentan conductas desadaptadas. ¡Pero imagínate! Fuimos nosotros quienes se las celebramos y con ellas anulamos poco a poco su sentido de identidad personal, porque ahora él hace lo que hace porque PAPÁ O MAMÁ lo hacen y con el objetivo de pertenecer, se va perdiendo.

Nuestros hijos son individuos únicos y diferentes. Con cualidades que los hacen brillar por cuenta propia. No pretendamos que sean una sombra de nosotros o que cumplan nuestras expectativas o sueños incumplidos.

Nuestra función como padres es acompañarles y brindarles herramientas que les permitan desarrollarse plenamente siendo conscientes de sus fortalezas y debilidades.

El crecimiento va asociado a múltiples cambios que producirán una transformación personal en la vida de nuestros hijos, y la cosecha de los frutos sembrados en ellos se hará visible a lo largo de su desarrollo. Por ende, si sembramos bien, cosecharemos bien. Si no, pues los frutos tal vez no sean tan favorables.

Es importante educar a los niños y adolescentes en el ámbito emocional a fin de que cuenten con herramientas efectivas que le permitan tener un mayor nivel de conciencia, hacerse responsable de sus actos, tener una mejor capacidad de relacionarse con otros, y tener una mayor probabilidad de éxito personal y profesional.

Según los autores Claude Steiner y Paul Perry, la educación emocional debe enfocarse en tres puntos clave:

  • Reforzar la capacidad de comprender las emociones.
  • Expresarse de una manera efectiva y asertiva.
  • Escuchar activamente a los demás y ser empático.

Gracias a la educación emocional podemos:

  • Aprender a conocernos mejor.
  • Identificar nuestras emociones y las emociones de los demás.
  • Aprender a autorregular las emociones.
  • Prevenir los efectos de las emociones negativas.
  • Aprender a generar emociones positivas.
  • Relacionarnos con los demás de forma saludable y efectiva.

Es por medio del desarrollo de la inteligencia emocional que nuestros niños y jóvenes podrán desarrollar su propia identidad, tener iniciativa y, desarrollar competencias que le permitan volar con alas propias en el cielo del bienestar psicológico, físico y emocional.

Lola Zozaya y Alfredo De Lara – fundadores Yammy

Potitos infantiles 100% ecológicos hechos como en casa: el proyecto de dos padres emprendedores

Madrid.–   En un contexto de creciente preocupación por la alimentación y de una mayor apertura a los alimentos de origen ecológico, Lola Zozaya y Alfredo De Lara fundaron en junio de 2017 Yammy, una empresa familiar que según sus creadores “nace con el propósito de cambiar la forma en la que alimentamos a nuestros bebés”. La idea, sin ir más lejos, surgió justo antes de nacer su hija, cuando probaron un potito que unos amigos estaban dando a su bebé. “Nos supo fatal, como a industrial, así que se nos ocurrió intentar hacer un potito con un proceso casero para poder vender a otros padres. Además, nosotros, a la hora de alimentar a nuestra hija, pensamos que, si no nos lo comemos nosotros, no se lo damos a ella, porque eso significa que no está bueno”, apunta Alfredo.

Tras un largo trabajo de estudio e innovación, Yammy aterrizó en el mercado de la alimentación infantil el año pasado con sus primeros potitos y el lema, “Fundado por padres, hecho para padres, pensado para nuestros bebés”. Hoy sus productos, entre los que se encuentran ocho variedades de potitos con recetas totalmente innovadoras, se pueden encontrar ya en grandes superficies como Alcampo y El Corte Inglés, pero también en pequeños comercios especializados en alimentación ecológica. El reclamo ecológico es precisamente uno de los sellos distintivos de la marca, cuyos productos están elaborados exclusivamente con productos 100% ecológicos y 100% naturales, como acreditan la certificación ecológica UE Ecocert e IFS Food.

Otra de las características diferenciadoras de los potitos Yammy pasa por su apuesta por los superalimentos como el aguacate, la quinoa, los arándanos, el brócoli o el mango, entre muchos otros, presentes en todos sus potitos; así como por la utilización en el cocinado de los productos de aceite de oliva virgen extra y la ausencia de aceite de palma y de azúcares añadidos.

productos yammy

En el cocinado está la diferencia

Pero sin lugar a duda lo que hace diferente a los potitos Yammy de los purés de cualquier otra marca de la competencia es el proceso de cocinado de los mismos. A diferencia de lo que venía siendo habitual en el sector (envasado en crudo y cocinado en el tarro en un proceso totalmente industrializado), Lola Zozaya y Alfredo De Lara han apostado por un proceso de cocinado artesanal, como el que llevaríamos a cabo en cualquier casa, pero en ollas de 400 kilos. “Guisamos con su “chup chup”, por ollas, guisando y cociendo los ingredientes lentamente, como los haríamos en casa”, explica De Lara.

Una vez guisados los ingredientes se trituran con una batidora para lograr una textura natural y de apariencia y sabor absolutamente casero, algo que los fundadores de Yammy consideran de vital importancia: “Creemos que el bebé debe de aprender a diferenciar texturas y diferenciar sabores naturales, que haga una predigestión en boca y aprenda a salivar y tragar, evitando futuros posibles atragantamientos y rechazos cuando queramos darle un sólido”, argumenta.

Tras el cocinado y el envasado, los potitos Yammy son esterilizados al baño maría sin conservantes artificiales, midiendo el Ph de cada cocinada para esterilizar cada una de ellas durante los minutos y en la temperatura exacta. De esta manera se consigue no destruir las vitaminas y no desnaturalizar las proteínas, de forma que se conservan todos los nutrientes, así como los colores y los olores naturales de los ingredientes.

También galletas      

La apuesta emprendedora de Lola Zozaya y Alfredo de Lara se completa con su gama de Biocookies, unas galletas 100% naturales, elaboradas con harinas integrales de primera calidad, sin aceite de palma, sin conservantes ni colorantes, y sin azúcares añadidos, que son endulzadas con zumo ecológico de manzana. Las galletas Baby pueden ser consumidas desde los 6 meses de vida, deshaciéndolas en papilla, leche o puré. A partir de los 10 meses ya se puede comer directamente gracias a su suave textura.

Para Alfredo de Lara el hecho de que los padres se interesen y compren cada vez más productos ecológicos y saludables, así como que den la vuelta a los envases para ver los ingredientes, “indica que cada vez están más concienciados con la alimentación de sus bebés”. No en vano, como apunta el fundador de Yammy, “lo que los niños coman hoy determinará su salud el día de mañana”.

Sobre Yammy

Yammy es una empresa familiar fundada en junio de 2017 por Lola Zozaya y Alfredo De Lara y creada con el fin de ofrecer el mejor tarrito del mercado. Hoy es la única que ofrece potitos 100% naturales y con productos 100% ecológicos cocinados con un proceso totalmente casero. En su fundación tuvo un papel fundamental su hija Paula, nacida apenas unos meses antes de lanzar el primer potito.

criando hijos felices

¿Todos los padres logran hijos felices?

La realidad es que la mayoría de las veces no es así, pues muchos de los padres de esta generación están muy ocupados, produciendo dinero para que “Mis hijos tengan lo que yo no tuve”, como si darles cosas asegurara que ellos serán felices, o dándoles todo lo que según la sociedad ellos necesitan, para que “No pasen lo que yo pasé”. Y así vamos con niños de 6 años teniendo cosas que no necesitan y que interrumpen su desarrollo social, acostumbrándose a vivir por encima de lo necesario. En pocas palabras estamos enseñándoles que valen por lo que tienen y no por lo que son.

En los años que llevo trabajando con familias,  cada vez que le pregunto a padres y madres: ¿Qué quieren lograr con sus hijos?, la respuesta automática es “quiero que sean felices”.  Esta respuesta me lleva entonces a preguntarles: “¿Qué es ser feliz? ¿cuándo tu como adulto eres feliz?”. Y entonces descubrimos que como adultos tenemos una vida sin propósito, con una mochila cargada de pasado, sin perdón, con dolor y muchas veces, con una extensa agenda sin tiempo para lo que decimos amar. Padres amargados, tristes, decepcionados, endeudados, viviendo sin esperanzas, viviendo para tener, sin fe, sin pasión.

Padres y madres, los hijos felices tienen padres y madres felices, y no padres y madres sacrificados y víctimas. Adultos felices que entran  en el grado de consciencia de que no todo es, ni será perfecto y que aun así encuentran razones para decidir ser felices, sobre todo porque logran hacerse responsables de su felicidad, sin esperar que nadie haga nada, sin necesitar tener cosas, son felices, porque sabe que SER ya es una razón más que suficiente.

Una gran cantidad de nosotros, los padres, estamos  educando  con exceso de futuro, dándoles  todo y un poco más, exagerando en la cantidad de cursos y clases, en la cantidad de cosas que tienen,  sustituyendo tiempo por regalos, y viviendo tan aceleradamente que se nos escapa lo esencial. Hemos estado educando para tener y no para SER. Apostamos a que nuestros hijos sean lo que nosotros hemos soñado, y nos  olvidamos de los planes que puedan tener nuestros hijos sobre su propia vida. Otros educando con exceso de pasado: “no quiero que seas amistoso, al final no existen buenos amigos, cuídate de la gente, no confíes; no quiero que seas de tal forma, a mí no me funcionó; quiero que estudies y no tengas que depender de nadie como yo; quiero que te cases con alguien de un nivel social mejor, y un largo etc. Básicamente, este tipo de crianza está sentenciando a los hijos a vivir la vida que sus padres no vivieron, o peor, a repetir sus historias sólo porque a ellos les funcionó.

criar hijos felices

Si bien es cierto que nos toca guiar a nuestros hijos, no es menos cierto que nos corresponde formar hijos sanos para que vivan Sus propias Vidas, cumplan sus sueños, cometan sus errores, se levanten de sus tropiezos y celebren sus propias victorias. Nuestro papel es ser en ocasiones porristas, en otras sólo simples espectadores y otras veces sus consejeros, pero no pretendamos vivir sus vidas, y mucho menos pretendamos que desde la vida infeliz que llevamos, ellos se conviertan en hijos felices. La felicidad con consciencia es un efecto multiplicador, la victimización no genera felicidad sino culpabilidad.

Ojalá, a partir de hoy, quisiéramos dejar de estar tan ocupados y empezáramos a estar más concentrados, así lograríamos  percibir que hemos sido felices, pero no hemos tenido ni el tiempo ni la intención de reconocerlo… y por lo tanto de disfrutarlo.

 

criando niños amorosos y solidarios

Si no te está doliendo el corazón, no estás criando bien a tus hijos

Estamos viviendo tiempos difíciles para educar a los hijos; nuestra sociedad se encuentra en un estado de descomposición muy avanzado, parecería que no hay marcha atrás, que la esperanza se desvanece con el pasar del tiempo. Lo que muchos olvidamos y otros ignoran es que nuestra sociedad, la que tanto señalamos y criticamos -con justa razón-, no es más que el gigante espejo que refleja a nuestras familias. Es la proyección más fiel de lo que ocurre en nuestros hogares, pues al fin y al cabo la misma está compuesta por cada uno de nosotros. Es en la familia a donde se forman los buenos y los malos ciudadanos, donde se gesta la raíz de la conciencia, el lugar de mayor influencia para sus integrantes.

Hemos visto en estos últimos días como han salido a la luz pública los casos de tres jóvenes (dos de ellas menores de edad) cuyas desapariciones han terminado con el triste desenlace del encuentro de sus cadáveres. Tres jóvenes llenas de vida, ilusiones, esperanza, aspiraciones… asesinadas de cruel manera… siendo el caso de Emely Peguero el que mayor repercusión ha tenido por las razones que ya conocemos. Este caso en particular ha de llevar a los padres a reflexión respecto a cómo están educando a sus hijos, cómo están ejerciendo el rol que les compete frente a ellos y de lo que está ocurriendo en sus hogares.

Padres, llegará el tiempo en el que sus hijos serán adultos e independientes y esa será la etapa en la que ustedes se convertirán en sus amigos y en la que tendrán que aceptar sus decisiones así no las compartan. Mientras ellos sean niños y adolescentes lo único que necesitan es que ustedes sean los mejores padres que puedan ser, es decir, los que ellos necesitan: responsables, que no intenten sustituir el tiempo de calidad, el amor incondicional y la comunicación efectiva con regalos materiales, ni que les den lo que no se han ganado. Es de vital importancia, además, poner a Dios como centro de sus familias, sembrar en sus hijos el anhelo de buscarle y temerle.

Ellos no necesitan tenerlo todo en la vida, necesitan solamente una familia funcional (así mamá y papá no estén juntos) reforzada en valores y buenas costumbres. Muchos padres se enfocan en darle a sus hijos lo que ellos nunca tuvieron, pero lamentablemente esto se enmarca más a lo material y hace que se desenfoquen de las cosas verdaderamente importantes como el estar presentes, educar bien, dar el buen ejemplo, hacer del hogar un lugar de paz, cariño y respeto, decir no tantas veces sea necesario, no ser tan permisivos y trabajar en la comunicación efectiva, por citar algunos ejemplos.

Es de igual importancia trabajar en la relación de pareja, que ustedes se amen y consideren mutuamente para que ellos aprendan como deben ser tratados en un noviazgo y eventual matrimonio y como deben tratar a quienes habrán de ser sus parejas.

Los chicos no necesitan padres que les teman, ni que hagan por ellos lo que sea, sino que los respeten y hagan por ellos lo correcto, que les impongan límites sanos y les enseñen a responsabilizarse de sus actos (no hay nada más perjudicial para un niño/adolescente que hacer lo que quiera -libertinaje- y contar con adultos que cubran sus faltas evitándole responder a las consecuencias de sus acciones). Su papel de padres no les demanda resolverles la vida a sus hijos, sino dotarlos de herramientas para que ellos puedan vivirla y enfrentarla.

Si como padres no les está doliendo el corazón, no están criando bien a sus hijos. Así como necesitan su presencia, atención y confianza, también necesitan autoridad, control, límites, educación, principios, corrección y guía. Es deber de ustedes enseñarles a crear conciencia, a respetarse a sí mismos y a los demás, a ser personas íntegras, sensibles y empáticas.

Criar no es fácil, nadie nace sabiendo y no hay un libro que recoja la mejor de las formas. Y es precisamente por eso que el corazón ha de doler, pues aún ustedes queriendo hacerlo de otro modo, como padres saben lo que les conviene a sus hijos y eso no siempre alegrará el corazón de ustedes, ni el de ellos.

CRIAR NIÑOS QUE AMEN A LOS DEMÁS

No hay amor más genuino que aquel que instruye y corrige, que aquel que ama y escucha, que aquel que protege de manera sana y da raíces y alas fuertes. Todo se gesta en el hogar, todo empieza en la familia, el versículo 6 del capítulo 22 del libro de Proverbios así lo confirma:

“instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere grande no se apartará de él.” 

Pidan al Señor con todas sus fuerzas que les colme de inteligencia, sabiduría y discernimiento, que guarde a sus hijos y a sus corazones de todo mal, que les ayude a educar con amor, paciencia y control, que santifique a su familia y que nunca falte en ella la unión y la paz. Invítenle a que se quede a habitar en su hogar.

Es tiempo de volver nuestros rostros a Él y de ser ustedes como padres el mejor referente de valores y vida íntegra para sus hijos. Solo así nuestra sociedad podrá cambiar la triste realidad que la consume.

 

crianza moderna

Crianza moderna: errores y buenas prácticas

Desde hace un tiempo estoy estudiando las relaciones padres e hijos, en especial observando y analizando las relaciones de personas que me rodean (vecinos y familiares) y llegando a la conclusión de que por falta de conocimiento y de disposición cometemos tantos errores con nuestros hijos en la crianza de los cuales luego nos arrepentimos, pero que aún tenemos tiempo de corregir.

Veo que día a día queremos controlar a nuestros hijos con las mismas herramientas del ayer, herramientas vacías que solo nos distancian de quienes más queremos, y lo peor, es que no lo hacemos por mal, lo hacemos porque no sabemos otra forma de hacerlo mejor. Es por esto, que siempre los motivo a aprender, a capacitarse, a siempre buscar mejorar y para eso es importante admitir que cada día trae su propia bendición, pero para recibirla nosotros debemos poner nuestro grano de arena para mejorar nuestra vida y la de los que nos rodean.

Actualmente me encuentro leyendo el libro “Los niños vienen del cielo” del doctor en psicología y especialista en terapia de pareja John Gray y en lo poco que llevo leyendo me he dado cuenta de que estaba acertada en lo que siempre he pensado acerca de la crianza efectiva. El autor defiende que para criar niños felices, colaboradores y con una buena autoestima es necesario que los padres cambiemos nuestras técnicas obsoletas de enseñanza y comencemos a ponernos en los zapatos de nuestro hijos, escuchándolos, prestándoles atención y apoyándolos en su camino.

Debemos permitirle a nuestros hijos que:

  • Se equivoquen para que aprendan que cada acción tiene consecuencia y que puedan autocorregirse y alcanzar el éxito.
  • Sean libres de expresarse para que aprendan a conocerse y defender sus puntos de vista aprendiendo a canalizar sus sentimientos y externarlos de la mejor manera.
  • Sean ellos mismos, y no lo que nosotros queremos que seamos.
  • Tengan confianza de hablar con nosotros (sus padres) sin temor a ser juzgados.
  • Nos vean como un apoyo, no como un enemigo del cual tienen que esconderse por temor a ser reprendidos.

Amonestar a nuestros hijos con golpes o amenazarlos con darle una bofetada (galleta) ya no funciona como antes. Antes por miedo nos criábamos reprimidos, haciendo las cosas por obligación, no por deseo, porque de no ser así nos castigaban duramente. Ahora los niños son más intuitivos, independientes y saben lo que quieren, por lo que si recurrimos a la violencia física o verbal como mecanismo de control solo estaremos propiciando que ellos se alejen de nosotros y nos vean como su enemigo, matando en ellos el deseo genuino de colaborar activamente con nosotros y de escucharnos.

Para reprender efectivamente  y que el mensaje sea entendido por el niño es necesario que se haga en momento de la mala acción o no será captado por el niño. Por igual, en voz calmada pero con carácter se le debe explicar el por qué se le está castigando. Esto ayudará a nuestros hijos a identificar que cosas puede o no hacer y cuales pueden ser las consecuencias.

En casa es necesario tener reglas claras. Reglas que todos, sin excepciones, deban cumplir. Estas reglas y pautas sentarán las bases del autocontrol, el respeto y la disciplina en nuestros pequeños.

Es hora de cambiar las amenazas, los golpes y los insultos por amor. A eso se reduce todo. Si amamos seremos capaces de cambiar y modificar nuestro comportamiento y forma de ser para darle lo mejor a quienes amamos.

Hagamos un ejercicio…

Cierra los ojos y piensa por un momento en como te sientes tu cuando tus padres te dicen malas palabras o te golpean sin razón. O cuando  te castigaban y ni te decían el por qué del castigo. ¡Muy mal! ¿Verdad?

¿Cómo hubieses querido que fuera esa situación? ¿Qué te hubiese hecho sentir más feliz?

Identifica en este panorama cuales fueron tus sentimientos, que acciones no te gustaron, como piensas que hubiese sido mejor y como hubieras reaccionado de otra forma.

Al remontarnos a esas situaciones que marcaron nuestra vida, viéndolas desde una perspectiva diferente, de manera objetiva, desde el punto de vista maduro, positivo y sin sentir culpa, obtendremos las respuestas para saber como actuar con nuestros hijos, aprenderemos a vincularnos y estaremos hablando de corazón a corazón. Estaremos conectando con nuestros hijos y lograremos que ellos nos escuchen, nos respeten, nos entiendan, pero sobretodo, que sean felices de ser quienes son y de tener los padres que tienen.