criando hijos felices

¿Todos los padres logran hijos felices?

La realidad es que la mayoría de las veces no es así, pues muchos de los padres de esta generación están muy ocupados, produciendo dinero para que “Mis hijos tengan lo que yo no tuve”, como si darles cosas asegurara que ellos serán felices, o dándoles todo lo que según la sociedad ellos necesitan, para que “No pasen lo que yo pasé”. Y así vamos con niños de 6 años teniendo cosas que no necesitan y que interrumpen su desarrollo social, acostumbrándose a vivir por encima de lo necesario. En pocas palabras estamos enseñándoles que valen por lo que tienen y no por lo que son.

En los años que llevo trabajando con familias,  cada vez que le pregunto a padres y madres: ¿Qué quieren lograr con sus hijos?, la respuesta automática es “quiero que sean felices”.  Esta respuesta me lleva entonces a preguntarles: “¿Qué es ser feliz? ¿cuándo tu como adulto eres feliz?”. Y entonces descubrimos que como adultos tenemos una vida sin propósito, con una mochila cargada de pasado, sin perdón, con dolor y muchas veces, con una extensa agenda sin tiempo para lo que decimos amar. Padres amargados, tristes, decepcionados, endeudados, viviendo sin esperanzas, viviendo para tener, sin fe, sin pasión.

Padres y madres, los hijos felices tienen padres y madres felices, y no padres y madres sacrificados y víctimas. Adultos felices que entran  en el grado de consciencia de que no todo es, ni será perfecto y que aun así encuentran razones para decidir ser felices, sobre todo porque logran hacerse responsables de su felicidad, sin esperar que nadie haga nada, sin necesitar tener cosas, son felices, porque sabe que SER ya es una razón más que suficiente.

Una gran cantidad de nosotros, los padres, estamos  educando  con exceso de futuro, dándoles  todo y un poco más, exagerando en la cantidad de cursos y clases, en la cantidad de cosas que tienen,  sustituyendo tiempo por regalos, y viviendo tan aceleradamente que se nos escapa lo esencial. Hemos estado educando para tener y no para SER. Apostamos a que nuestros hijos sean lo que nosotros hemos soñado, y nos  olvidamos de los planes que puedan tener nuestros hijos sobre su propia vida. Otros educando con exceso de pasado: “no quiero que seas amistoso, al final no existen buenos amigos, cuídate de la gente, no confíes; no quiero que seas de tal forma, a mí no me funcionó; quiero que estudies y no tengas que depender de nadie como yo; quiero que te cases con alguien de un nivel social mejor, y un largo etc. Básicamente, este tipo de crianza está sentenciando a los hijos a vivir la vida que sus padres no vivieron, o peor, a repetir sus historias sólo porque a ellos les funcionó.

criar hijos felices

Si bien es cierto que nos toca guiar a nuestros hijos, no es menos cierto que nos corresponde formar hijos sanos para que vivan Sus propias Vidas, cumplan sus sueños, cometan sus errores, se levanten de sus tropiezos y celebren sus propias victorias. Nuestro papel es ser en ocasiones porristas, en otras sólo simples espectadores y otras veces sus consejeros, pero no pretendamos vivir sus vidas, y mucho menos pretendamos que desde la vida infeliz que llevamos, ellos se conviertan en hijos felices. La felicidad con consciencia es un efecto multiplicador, la victimización no genera felicidad sino culpabilidad.

Ojalá, a partir de hoy, quisiéramos dejar de estar tan ocupados y empezáramos a estar más concentrados, así lograríamos  percibir que hemos sido felices, pero no hemos tenido ni el tiempo ni la intención de reconocerlo… y por lo tanto de disfrutarlo.