educar niños inspiradores

Cómo educar niños que tengan pasión por la vida

Cuando somos niños, lo normal es que sintamos un deseo innato de saltar de la cama inmediatamente llega la mañana y aprovechar ese día para disfrutar y ser felices. Si bien, ese deseo puede venir dado por las cualidades intrínsecas de cada niño (un niño optimista siempre tenderá a ver el lado bueno y positivo de todo), no es menos cierto, que nosotros como padres tenemos una amplia responsabilidad para que el niño desarrollo una actitud apasionada y resiliente frente a la vida. Nuestra principal labor es hacer que nuestros hijos se sientan seguros, amados, valorados, aceptados y con libertad para ser quienes son y enfocarse en vivir una vida hermosa como niños al fin.

Si queremos que nuestros chicos desarrollen una actitud positiva frente a la vida debemos satisfacer tres necesidades esenciales: Aceptación, afecto y afirmación. Cuando conocemos estas tres necesidades y las practicamos de manera consistente (habrá días en los que fallemos, pero no te sientas mal, toda hemos caído alguna vez; es natural en nuestra vida de mamá), nuestros hijos se sentirán seguros y confiados de que tienen mucho que ofrecer y de que su vida es un regalo maravilloso que deben aprovechar. Para ayudarte a conocer más a fondo estas necesidades, te comparto algunos tips de cómo podemos criar niños apasionados por la vida.

Estas tres necesidades: Aceptación, afecto y afirmación determinarán el bienestar de tu hijo más que cualquier otra cosa que le puedas brindar, además de que son las principales acciones que desencadenarán en tu hijo una pasión ferviente por la vida.

Cómo mostrar aceptación

Cada interacción que tenemos con nuestros hijos nos da la oportunidad de demostrarles que los aceptamos tal y como son en el momento presente, sin forzarlos a ser como queremos que sean en el futuro. Independientemente de que queramos que nuestros hijos cambien una u otra actitud o comportamiento, debemos siempre estar dispuestos a aceptarlos con sus cosas buenas y las no tan buenas. Esta aceptación es la base de una conexión fuerte madre e hijo y le transmite al niño el mensaje de:

“Independientemente lo que hagas y como seas, siempre te aceptaré y te amaré porque eres mi hijo y siempre lo serás.”

A medida que interactúas con tus hijos, hazte estas preguntas:

  1. ¿Con mis palabras estoy enviando un mensaje de aceptación a mi hijo?
  2. ¿Mis palabras dan a entender que comprendo, apoyo y valoro a mi hijo?

Las respuestas te ayudarán a filtrar tus palabras y a dejarte guiar por la intuición, el conocimiento y la consciencia de lo que quieres sembrar en el corazón y la mente de tu hijo.

educar niños con pasion por la vida

Cómo mostrar afecto

Como padres es muy fácil caer en la trampa del “Mi hijo sabe que lo amo, aunque no se lo diga siempre”. Lamentablemente el sentirse querido y amado implica mucho más esfuerzo. Es necesario expresar con palabras aquello que sentimos. Nuestros hijos necesitan escuchar y sentir a través de nuestras acciones que los amamos, que los valoramos, que valen mucho, que son importantes para nosotros y que estamos agradecidos de ser sus padres y de que ellos sean nuestros hijos.

Cosas tan simples como sonreírle sinceramente, picarle un ojo cuando hace algo bien, sentarte en el sofá con él mientras ven su programa favorito y les das besos en las mejillas o mientras le haces cosquillitas, darle masajes, etc., pueden crear una tremenda conexión entre tu hijo y tu.

Para saber cuál es el lenguaje del amor de tu hijo, deberás estar al pendiente e identificar cuáles son las formas en que le gusta sentirse querido. Para algunos niños, las palabras de afirmación, de amor y valía, pueden ser su forma de sentirse amados favorita; para otros, los detalles o regalos; el tiempo de calidad, etc. Te recomiendo leer el libro “Los 5 lenguajes del amor” del escritor Gary Chapman, en el cual aprenderás a identificar como le gusta sentirse amado a tu hijo.

Cómo mostrar afirmación

Cuando le brindamos afirmación a nuestros hijos, le estamos enviando el mensaje de que lo que están haciendo es grandioso y estamos dándole un sello de aprobación irrompible. Le estamos diciendo “Yo creo en ti. Puedes hacerlo”.

El brindar palabras de afirmación y empoderamiento a tu hijo no significa que tengamos que aprobar todo lo que hace, sino más bien que estamos convencidos de su valor y de que es un excelente ser humano que tiene un propósito poderoso y que nació para dejar su huella en el mundo.

Demostrarles afirmación y reforzamiento a tus hijos sentará las bases para que estos sepan cómo deben enfrentar la vida y cómo reponerse ante las caídas. Les mostrará como tener una pasión inquebrantable por la vida.

frases de afirmación para niños

Algunas frases que puedes decirle a tus hijos son:

  1. Estoy orgullosa de ti y de que seas mi hijo.
  2. Creo en ti.
  3. No puedo creer lo ____ que eres. Dios tiene grandes planes para ti.
  4. Te amo tal y como Dios te hizo, pues al hacerlo sus planes fueron perfectos.
  5. Te perdono y te amo.
  6. He visto como te esmeras haciendo ________ . Estoy muy orgullosa de ti.
  7. Admiro la forma en la que ______. Me gustaría aprender a hacer eso.
  8. Esa fue una excelente opción.
  9. Te creo.
  10. Te estás convirtiendo en un gran hombre/mujer.
  11. Eres uno de los mejores regalos que Dios me ha dado. ¡Estoy muy agradecida!
  12. Lo estás haciendo muy bien.
  13. Eres muy disciplinado.
  14. Eres muy fuerte y valiente. ¡Tu puedes!
  15. Así como eres, me siento orgullosa de tenerte conmigo.

Según lo indicado arriba, trata cada día de mostrar aceptación, afecto y afirmación a tus hijos. Al hacer esto, tus hijos aprenderán a ver su vida como una gran Aventura con sus altas y bajas, no como algo espantoso y aterrador de lo cual deben huir.

Hablemos un poco, ¿Cómo inspiras a tus hijos a tener pasion por la vida?

 

herramienta para consulta de medicamentos durante la lactancia

Herramienta recomendada para consultar medicamentos durante la lactancia

Recién en estos días descubrí la página e-lactancia.org, una página web para consultar si los medicamentos, alimentos, suplementos, etc., que vayamos a consumir son compatibles con la lactancia.

Son pocos los medicamentos que están totalmente contraindicados con la lactancia pero, aun así, es preferible evitar todos aquellos medicamentos que no sean realmente necesarios, sobre todo en patología leve y autolimitada como resfriados o dolores leves y optar primero por medidas generales no farmacólogicas (calor, frío, reposo, descanso, cambios dietéticos, suspensión de alimentos…).

Esta herramienta te permite revisar el nivel el nivel de riesgo de lo que quieras ingerir (si es un medicamento y no aparece por el nombre, busca por el principio activo de su composición) y te brinda sugerencias de otros medicamentos que si son compatibles en caso de que le han recetado uno que no lo es. Puedes validar esa info con tu doctor para que tengas también su aprobación.

Tener a mano esta información evitará que las madres dejen de dar el pecho de forma innecesaria cuando necesiten recibir un tratamiento adecuado, que los médicos informemos bien a los pacientes o que se desechen parte de la leche de forma innecesaria.

Esta herramienta te permite consultar más que medicamentos, pues te permite verificar procedimientos médicos y cosméticos, y productos alternativos.

Las indicaciones de e-lactancia están realizada minuciosamente por pediatras y empresas farmacéuticas de APILAM para que puedas encontrar fácilmente la información que necesitas.

Te exhortamos a visitarla y mantenerte informada de primera mano.

¿Has usado alguna app de este tipo para consulta de medicamentos durante la lactancia o para tu bebé? ¿Cuál has usado? Me encantará que podamos conversar en los comentarios. 😀

 

instinto de madre

Sigue tu instinto mamá

Ya entró Julio y con el, las vacaciones de verano. Desde hace días vengo armando planes sobre que cosas haré con mi hijo para que disfrute sus vacaciones aprendiendo mucho y recolectando buenos recuerdos.

Pero este post no es solo para contarte mis planes, sino para compartirte una reflexión muy personal de algo que viví con mi hijo hace unos meses.

A mediados del año pasado, mi esposo y yo nos fuimos de viaje a Estados Unidos. El vuelo era de noche, así que optamos por dejar al niño con mis padres y cuando nos fuimos el estaba dormido por lo que no pudimos despedirnos de el.

Cuando regresamos a la semana siguiente, nos encontramos con un niño distinto. Bian se había vuelto muy sensible, apático, dependiente de la presencia de papi y mami y no quería  a nadie. En ese momento entendí que mi niño estaba pasando por un proceso traumático en el que creyó que sus papás lo habían abandonado.

Ya me imagino lo que habrá sentido mi chiquito durante esos días en los que para todos, él estaba bien por fuera pero por dentro estaba destruido. ?

Pensando que las cosas mejorarían, lo inscribí en el colegio al par de semanas. Pero Bian no pudo adaptarse correctamente, vomitaba todos los días, no comía, era agresivo con los demás niños y no le gustaba estar con los demás.

Entonces fue cuando caí en la cuenta de que había estado haciendo todo mal y que mi hijo ahora mismo lo que necesitaba era mi apoyo, mi contención y mi compañía.

Decidí dejar el colegio y hablar con la directora para comenzar cuando el niño estuviera listo y nos fuimos a casa con el corazón dispuesto a sanar las heridas.

Duramos unos 5 meses en proceso de sanación. Durante esos meses me dediqué a exponer al niño a todo lo que fuera educativo: canciones, apps educativas, juegos, libros de cuentos, vídeos; y me esforcé por dedicarle tiempo de calidad cada día con el objetivo de que sintiera que mamá nunca lo dejaría y que aunque algún día tuviera que salir, siempre volvería por el.

Mucha gente me dijo que estaba loca, que lo estaba sobre protegiendo mucho, que lo estaba malcriando, que él se iba a adaptar bien, etc. Pero nada de hizo me hirió ni mortificó porque sabía que estaba haciendo lo correcto, que nadie mejor que yo conocía a mi hijo y que en ese momento el solo necesitaba mucho amor de papá y mamá para mejorar y avanzar.

A principios de Enero ya mi corazón me dijo, “tu peque está listo para entrar al colegio”. Así que seguí mi instito y comenzamos esta nueva etapa con todas las ganas.
Lloró un poco el primer día, como es normal, pero al día siguiente se quedó tranquilo.

Hace unos días me entregaron la evaluación del año escolar de Bian junto a sus prácticas en el aula y sus libros ? de trabajo. Para haber entrado a cursar este año escolar a mitad, es increíble todo lo que aprendió en tan poco tiempo.

responsabilidad de padre frase

En la evaluación lo que más me emocionó fue la descripción tan emotiva que realizó su maestra de el y de lo especial que es. Estoy feliz de haber seguido mi instinto e inscribirlo en el tiempo ⏳ en el que sentí que era correcto y que ya estaba preparado para enfrentar esta nueva etapa. Ya luego les contaré en un post el por qué les cuento esto y lo importante que es respetar el tiempo y los procesos naturales de los niños para sobrellevar sus etapas.

Nuestra responsabilidad como padres es identificar la mejor forma en la que podemos contribuir al bienestar emocional y físico de nuestros hijos y para ello necesitamos abrir los ojos del alma y de corazón ♥.

Así que no te sientas mal si ante la mirada de todos lo que haces no es correcto, siempre y cuando sea por el bienestar de tus hijos y con herramientas de crianza respetuosa y positiva, sigue adelante y sigue tu instinto.

 

criar niños colaboradores

Cómo criar niños colaboradores y obedientes

La excesiva permisividad, la hiperprotección y la falta de límites bien marcados están ocasionando graves problemas de obediencia en los niños, los cuales por carecer de reglas claras que deban respetar, que les enseñen cómo regirse en su entorno y cómo armonizar con los demás, crecen sintiéndose desorientados, inseguros, pocos queridos e infelices.

Enseñar obediencia es una tarea muy delicada que requiere de nuestra dedicación, nuestro tiempo y mucha paciencia.

Sentar las bases para que un niño sea colaborador y obediente comienza desde que el niño nace y se desarrolla durante el primer año de vida, cuando los padres son capaces de satisfacer sus necesidades y demandas a tiempo y con amor, cuidándolo, alimentándolo cuando tiene hambre, arrullándolo cuando llora, haciéndolo sentir seguro y querido.

A medida que vayan pasando los meses, comenzaremos a establecer reglas y normas que le enseñaremos a nuestros hijos con el objetivo de que las sigan, las respeten y que aprendan a interactuar de manera armónica con los demás.

Alimentar la voluntad de un niño y no doblegarlo es la base para generar confianza, cooperación y compasión. Al final, eso es lo que todos los padres queremos.

Los niños obedientes en ocasiones reprimen sus emociones por complacer los gustos de los demás. Mientras que los niños colaboradores, mantienen su esencia, pero quieren colaborar y ayudar porque así lo dicta su conciencia y su corazón.

¿Por qué le cuesta obedecer?

Algunos factores que pueden hacer que al niño le cueste obedecer son:

  • Se siente frustrado cuando debe dejar lo que hace para complacer la voluntad de papá y mamá y se revela.
  • Le cuesta cambiar de ambiente o situación.
  • Miedo a la separación de sus padres. Esta es una de las razones por la que, a veces, no quieren ir al colegio, no quieren quedarse con los abuelos o no quieren ir a la guardería.
  • Miedo a lo desconocido.
  • Siente una gran necesidad de tocar, de explorar y descubrir lo que le rodea. Todo le resulta interesante.
  • No entiende lo que esperamos de él puesto que le hacemos muchas peticiones juntas o no tenemos reglas claras.

¿En dónde se encuentra la clave para criar un niño colaborador?

Esta es una de las lecciones primordiales que todo padre debe tomar en cuenta si quiere crear una relación de confianza, respeto y valoración con sus hijos. El libro “Los Niños vienen del Cielo” de John Gray, lo explica muy bien.

Esta frase se podría aplicar al hecho de que cuando los niños son bebés, dependen totalmente de nosotros y, por ende, necesita de nuestro apoyo, nuestro regazo y nuestro amor para crecer saludables y con una identidad propia y arraigada. Cuando nosotros les damos lo que los niños realmente necesitan, ellos colaborarán y obedecerán porque les nacerá y no tendremos que obligarlos.

A continuación, te compartiré algunas estrategias para criar niños más colaboradores:

Mira a tu hijo a los ojos cuando le hables

Para captar la atención de tu hijo cuando está entretenido o no te quiere prestar atención, acércate a el, sostenle la mano, cargalo o tócalo por el hombro y háblale mirándole a los ojos, en tono dulce y pero firme (Ej. ¡Nos vamos!).

Evita utilizar frases interrogativas (Ej. ¿Nos vamos?) ya que entre el primer y el tercer año tu hijo está en la fase del descubrimiento del “yo” y tiende a oponerse a todas las órdenes que les damos con el objetivo de afianzar su personalidad

Adapta los mandatos al carácter de tu hijo

Para conseguir que nuestros hijos sean más colaboradores y obedezcan a nuestras peticiones, es importante adaptarnos a su carácter. Por ejemplo:

  • Niño con temperamento fuerte: Explícale el porqué de las normas, dale un margen para que tome decisiones y háblale firme y sin titubeos.
  • Niño irritable: Busca la forma de tranquilizarlo, dale pocas ordenes y sé preciso en ellas.
  • Niño muy obediente: Con este tipo de niños, no debemos esforzarnos mucho, ya que son niños que se esmeran en colaborar y ser buenos. Para fomentar que esto siga ocurriendo, hazle saber lo contenta que estás con él, lo orgullosa que te hace sentir que haga tal o cual cosa, sé agradecido, hazlo sentir querido y valorado.
  • Niño hiperactivo: A este tipo de niños les cuesta prestar atención y tienden a actuar sin pensarlo. Por ello, es importante establecer normas claras y constantes, con enunciados sencillos y en un entorno tranquilo.

Explícale el motivo de tu petición

Será más fácil que tus hijos sigan tus ordenes si entienden el porqué. Si el niño no recibe ninguna explicación, tu petición puede parecerle arbitraria y generarle deseos de desobedecer. En cambio, si le explicas cuáles son los motivos de tu solicitud, sabrá el porqué y podrá entender lo bueno y lo malo de su conducta.

Siempre diles la verdad, con autoridad, con firmeza pero sin dejar de lado la comprensión y la paciencia.

Mantente firme en tu decisión

Independientemente del berrinche, de las excusas y las razones que te plantee tu hijo, mantente firme en tu decisión. Que tus “no” siempre sean “no”. Escuchalo pero hazle saber que tu respuesta sigue siendo la misma.

La repetición de las reglas debe ser una constante en el día a día, sobre todo entre los 12 y los 30 meses de edad, para que poco a poco el niño vaya interiorizándolas y las acepte como parte de su rutina.

Aplica consecuencias a los malos actos

Si prometiste aplicar una consecuencia luego de un aviso, cumple con esta. Si le demuestras a tu hijo que cuando no sigue tus consejos o avisos pasa algo, te prestará más atención e irá aprendiendo a colaborar. Lo importante es que la consecuencia se establezca justo después de que el niño haya desobedecido. Si esperas al día siguiente el niño no sabrá por qué lo estás castigando o reprendiendo.

Las consecuencias deben ser proporcionales a su actitud y a su edad. ¡No lo olvides!

Ten claro los límites

Los límites son necesarios para el correcto desarrollo psicosocial y emocional de los niños. Los límites le dan seguridad a los niños, afianzan su personalidad, le ayudan a armonizar con su ambiente y con las demás personas. Si estos no están claros, no podremos transmitírselos a nuestros hijos de forma efectiva.

Los límites no son negociables. Recuerda que la última palabra la tienes tú.

Toma en cuenta:

  • Actuar con autoridad
  • No le grites
  • Ten una actitud más decidida

Enséñale a tener paciencia

Entre el primer y el segundo año tu hijo no conoce la diferencia entre ahora y después, por lo que no será fácil entender por qué deberá esperar o por qué no podrá hacer ciertas cosas.

Para controlar esos ataques de ansiedad, acostúmbrale a pequeñas esperas, háblale claro de los momentos adecuados en los que se puede hacer eso que pide, establece contadores para que el aprenda a identificar la duración de las pausas,.

Aguanta sus rabietas con calma

Entre los 18 y 36 meses, las rabietas son totalmente normales. Son la forma en la que los niños expresan sus sentimientos de frustración, los cuales aún no saben expresar claramente con palabras.

Cuando afrontes una rabieta o berrinche mantén la calma y actúa con firmeza, con paciencia y mansedumbre. Así tu hijo podrá ver que esa actitud no es la mejor y que no surte ningún efecto positivo, de modo que comenzará a descubrir nuevas maneras de expresar sus deseos y su emociones.

Si sientes que vas a perder la calma aléjate un poco y déjalo a solas unos minutos, llévalo a su cuarto o a la silla de pensar. El tiempo ideal para dejarlo a solas para que recapacite y se calme es 1 minuto por cada año de edad. Esta técnica, bien detallada en el libro “Los Niños vienen del Cielo” de John Gray, les permitirá a los dos relajarse y calmarse antes de actuar.

Promete cosas que puedas cumplir

Prometer cosas que no podrás cumplir solo hará que tu hijo no sepa que puede esperar verdaderamente de ti y le hará perder la confianza y la seguridad. Es mejor que hagas pocas promesas, pero que las cumplas, ya que esto le facilitará la obediencia, sabrá que puede contar contigo y estará más abierto a colaborar.

¿Qué otras estrategias compartirías para criar niños más obedientes y dispuestos a colaborar?

 

madre-perfecta

Estoy cansada de ser la madre buena

Estoy cansada de ser la madre perfecta, la que no llora, la que siempre tiene una sonrisa pintada en el rostro, la que nunca se altera, la que no le grita a sus hijos, la que tiene la casa siempre organizada, la que cumple con todos sus roles de manera impecable, la que no se pierde nunca en sus deberes.

Está muy de moda el tema de bloggers de crianza, que no son más que padres y madres que comparten sus vidas y experiencias con una comunidad ávida de conocimiento y con miles de inquietudes que esperan ser contestadas y que en ocasiones no sabemos ni como preguntar.

Yo soy una. Pero soy una que pretende hacer las cosas diferentes, pues si bien es cierto que lo bueno se comparte, lo malo también.

Estoy cansada del  perfeccionismo que nos quieren vender por todos los medios, en especial por las redes sociales. Un perfeccionismo que nos hace sentir vacías y sin posibilidad de expresar nuestras emociones con libertad. Un perfeccionismo que nos hace sentir culpables al primer error y que nos roba la autocompasión y no nos permite tomar nuestros errores como fuente de aprendizaje, reconociendo que somos humanos y que por lo tanto podemos fallar, y que eso, a pesar de todo, está bien, es normal y es aceptable.

Este sentido de la perfección y de que debemos ser los mejores padres del mundo no nos permite ser misericordiosos con nosotros mismos ni perdonarnos. Sentimos que no podemos expresar lo que nos inquieta, lo que nos molesta ni podemos desahogar nuestras penas o angustias porque tenemos mil ojos que nos acechan y que nos tildarán de malvados que no sabemos criar, que nos dirán que lo estamos haciendo todo mal sin saber todo el esfuerzo consciente e inconsciente que estamos poniendo en hacer lo mejor que podemos con los recursos que tenemos.

Dejemos de lado el juzgarnos sin compasión y volvamos al punto en el cual solo prestamos oídos para escuchar y un hombro para llorar. A veces es lo único que buscamos.

De que nos juzguen estamos hartos, de que nos crucifiquen por darle una nalgada a nuestros peques cuando ya no aguantamos más y hemos perdido la voz de tanto hablar. Estamos cansados de no poder corregir a nuestros hijos ni alzar la voz delante de la gente. Estamos cansados de no tener con quien hablar, de no tener quien nos entienda o quien nos aconseje de manera objetiva, porque todo lo que tenemos últimamente son muchos dedos que nos señalan el camino correcto y nos dicen lo que tenemos que hacer pero que no se ponen nuestros zapatos para caminar junto a nosotros y ayudarnos a pasar nuestro proceso de una manera más ligera.

No te sientas mal. La única forma de aprender es equivocándonos. Lo hacemos a diario. En la crianza es lo mismo. Aprendemos a ser mejores con cada error, con cada hijo es distinta la experiencia, así que debemos tener paciencia, capacidad de readaptación y buscar siempre convertirnos en nuestra mejor versión.

¿Y sabes qué? Nuestros hijos aprenden a manejar sus emociones, a pedir perdón y ser compasivos cuando te ven a ti hacerlo. Cuando me equivoco o le alzo la voz a mi hijo, le pido perdón si reconozco que me excedí. Es bueno hacerlo, ya que nos ayuda a cambiar nuestras malas actitudes y mejorar nuestras formas.

He aprendido que es necesario sentirnos felices para que podamos brindarles lo mejor a los que amamos. Así que:

  • volvamos a leer esos libros a media tarde,
  • salgamos con nuestra pareja y con buenos amigos,
  • hagamos cosas solas,
  • estudiemos algo que nos apasione,
  • cultivemos el espíritu,
  • hagamos ejercicio,
  • alimentémonos mejor y,
  • cuidemos de nuestro cuerpo.

Volvamos a nuestra esencia y veremos como ese bienestar se reflejará en cada aspecto de nuestra vida.

Por el bien de nuestros hijos, de nuestras parejas y de nosotros mismos, comencemos a ser más reales y menos perfectos. 

 

FROZEN una aventura que nos enseña mucho de crianza

FROZEN una aventura que nos enseña mucho de crianza

Ayer fue la primera vez que ví FROZEN: Una Aventura Congelada, uno de los exitos más recientes de Disney. Sí, lo se, un poco tarde pero seguro :D. Y como cada película animada de Disney, el mensaje fue poderoso y mucho más allá de una simple historia de princesas y príncipes azules.

Frozen trae consigo un mensaje inspirador de inclusión, aceptación, respeto, apoyo y amor que tanta falta hace en nuestra sociedad. No te la voy a narrar completa porque quiero que la veas para que saques tus propias enseñanzas, pero si quiero compartirte las que me dejó a mi asociándola al tema de crianza.

Derecho a la inclusión

Elsa nació con poderes especiales, poderes que usaba para jugar con su hermana Anna. Un día en el que por accidente casi congela a su hermana, sus padres decidieron prohibirle a Elsa la manifestación de sus poderes, así como el contacto con las demás personas, con su hermana y la inhibición de sus sentimientos. Ellos lo hicieron por su bien, porque no querían que ella se hiciera daño o que lastimara a los demás, porque no querían que la sociedad la juzgara por ser diferente y porque querían mantener un estatus de normalidad que no existía.

Esta situación me hizo preguntarme: ¿Qué estamos sembrando en el corazón de nuestros hijos? Porque aún queriendo lo mejor para ellos, podemos tomar decisiones que los marquen de por vida, que los hagan sentirse menos que los demás, que los limiten de conseguir sus sueños y de ejercitar sus talentos a fin de crear cosas maravillosas con los hermosos talentos que Dios les ha dado.

Libertad de Expresión

Es bien sabido que los sentimientos deben liberarse de alguna forma. Esos sentimientos que nos ahogan deben salir de nosotros de forma que nos permitan sentir alivio, calma, libertad y paz. Los sentimientos reprimidos son como una bomba que cuando estalla se lleva por delante todo el vecindario, causando daños emocionales terribles.

Al Elsa tener prohibido sentir para evitar que sus poderes se manifestaran, siempre se vio en la obligación de ser la niña perfecta, la que nunca se alteraba, la que siempre hacía lo que los demás decían, lo que los demás querían y al final eso no la hacía feliz porque perdió su identidad para acoplarse a una sociedad que no la aceptaba tal cual era.

Todo niño merece ser aceptado, amado y acompañado en su desarrollo psicosocial y emocional. Todo niño tiene derecho a ser quien es y que su capacidad y diversidad sea respetada.

No confiar en extraños a primera vista

En este mundo hay de todo. Personas malas disfrazadas de ovejas que a veces quieren aprovecharse de nuestra necesidad de amor para beneficiarse a nivel personal. Es por ello que debemos enseñar a nuestros hijos a ser cautelosos de en quien confían y a cuidar su corazón. Ir de a poco en la forma en la que nos entregamos a las relaciones y en las decisiones que tomamos es la clave.

Toda relación a largo plazo inicia por una amistad sincera y sana, en donde los miembros de dicha relación deben demostrarse valía, respeto, consideración y entrega en las buenas y en las malas.

Amarnos y amar a otros sin miedos

Elsa olvidó lo que era amarse a sí misma y por ende lo que era amar a los demás debido a ese aislamiento al que fue sometida durante tantos años. Se crió con miedos y limitaciones mentales que le impedían ser realmente feliz y crear lazos emocionales auténticos con los demás.

Una autoestima sana es la armadura que protegerá a tu hijo frente a los desafíos de la vida. Los niños que se sienten bien con ellos mismos son capaces de manejar mejor los conflictos y de resistir a las presiones negativas, sonríen con mayor facilidad, disfrutan de la vida, son realistas y, por lo general, optimistas. Mientras que los niños y las personas con baja autoestima sienten ansiedad y frustración con frecuencia, tienen dificultades para encontrar soluciones a los problemas, pueden volverse pasivos, retraídos y deprimidos.

Para formar una autoestima alta en nuestros hijos, los padres tenemos un papel relevante, pues todo se resume en amar a nuestros hijos y hacerles sentir capaces de afrontar cualquier situación y de alcanzar todos sus sueños.

Características de un niño con buena autoestima:

  • Disfruta interactuar con los demás y de las actividades de grupo
  • Les encanta probar cosas nuevas
  • Hablan de ellos mismos en positivo y se valoran
  • Son independientes y les encanta hacer las cosas por ellos mismos
  • Tienen alto nivel de tolerancia a la frustración y no se rinden fácilmente
  • Son optimistas
  • Trabajan para encontrar soluciones a los problemas

¿Cómo puedo ayudar a formar una autoestima sana en mis hijos?

  • Elogia a tu hijo no sólo por el trabajo bien hecho, sino también por el esfuerzo. Se sincero. Reconoce su esfuerzo y el trabajo realizado en vez del resultado final.
  • Cuida tu propia autoestima y tu hijo tendrá un buen modelo a seguir. Evita juzgarte tan duramente y evita el pesimismo.
  • Enseña a tus hijos a ser más realistas al evaluarse y a eliminar las percepciones erróneas sobre sus capacidades, su atractivo o sobre otras cualidades.
  • Tu amor es sumamente importante para estimular la autoestima de tu hijo. Se espontaneo, afectuoso, abrázalo y dile lo orgullosa que estás de el. Haz esto desde que es un pequeño bebé y verás como crece con un apego emocional seguro, feliz y sano emocionalmente.
  • Crea en tu casa un ambiente de seguridad y amor. Respeta a tus hijos y valida con ellos de forma sensible cómo los tratan los demás.
  • Las actividades que favorecen la cooperación en vez de la competencia son especialmente valiosas para fomentar la autoestima.

La experiencia hace al maestro

Las cualidades especiales que poseía Elsa no pudieron perfeccionarse porque nunca puedo expresarse libremente ni ejercitar sus poderes. Poderes que siguieron aumentando sin control. Si ella hubiese sido motivada a seguir siendo ella misma, trabajando en manejar sus dones, a pesar de que al inicio las cosas no salieran tan bien, hubiese tenido una vida más feliz y sana.

Elsa entendió que su enemigo no era su poder de convertirlo todo en hielo, su enemigo real era su miedo y la falta de fe en el poder del amor. Cuando finalmente aprendió a controlar sus poderes, Elsa fue capaz de transformarlo todo para bien.

Todos nacemos con dones y talentos especiales que necesitan ser ejercitados y practicados con frecuencia para perfeccionarse. Cuando un niño esta aprendiendo a caminar, tiene que caerse varias veces para poder caminar establemente. Esto pasa con todo en la vida.

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? En pocas palabras Frozen nos enseña a:

  • Celebrar la diversidad
  • Ser tolerantes con los demás
  • Amar a nuestros hijos incondicionalmente ayudándoles a aprender de sus errores y perfeccionar sus talentos
  • Respetar y valorar a los demás con sus virtudes y defectos
  • Hacer que nuestros pequeños se sientan parte del mundo

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Sin duda esta es una película que recomiendo ver con detenimiento en compañía de toda la familia. Tiene mucho que enseñarnos. 🙂

¿Ha visto esta película? ¿Que te enseñó?