Las Mompreneurs y el Síndrome del Impostor
Una de las situaciones que veo con más frecuencia en las mentorías de emprendedoras que son también madres, sobre todo con niños pequeños, es la incomodidad de cobrar por el producto o servicio que ofrecen, aunque lo hagan muy bien y muchos la busquen solicitándole lo que hacen. Otras muchas anhelan iniciar ese negocio o proyecto que les permitirá desarrollarse profesionalmente al tiempo de dedicar tiempo a la crianza de sus hijos en casa, pero adivinen qué? Nunca se sienten suficientemente preparadas y por tanto nunca entienden que es “el momento ideal” para arrancar.
La buena noticia es que a mí me pasó igual y lo entiendo, pues yo también inicié mi carrera de emprendedora con mis 2 hijos pequeños y divorciada y esto le pasa a la mayoría de emprendedores, así que no, no eres rara!
La mala noticia es que las estadísticas indican que las mujeres sentimos eso muchas veces más y con mayor intensidad. Si te sentiste identificada con las dos situaciones anteriores, entonces es seguro que en tu mente le abriste paso a un visitante: el Síndrome del Impostor.
- 7 de cada 10 personas lo padecemos en algún momento de nuestra vida
- Es muy frecuente en emprendedores
- Está mucho más presente en mujeres
- Es muy común en profesionales de alto rendimiento y personas perfeccionistas
Este síndrome es un fenómeno psicológico que hace que, aunque racionalmente sepas que estás preparada, aunque admitas tener experiencia y capacidades desarrolladas, no te permite terminar de reconocer tus logros y te hace sentir un enorme miedo de que los demás te vean como un fraude. Es un miedo a fallar, a ser criticada, que al final te lleva a no cobrar lo que vale tu trabajo, a rechazar propuestas que te hagan destacar. Es ver como negativo el “pedir” dinero por hacer algo que ayuda a otros. Sentimos que no merecemos recibirlo.
¿Qué puedes hacer?
Lo primero es aliviarte por saber que puedes aprender a gestionarlo, aunque también debes saber que siempre que intentes avanzar o retarte a crecer, este amigo vuelve a aparecer. Lo gestionas, se retira por un tiempo, pero vuelve a aparecer. Si ya te haces hábil en reconocer su llegada, podrás controlarlo y no permitir que te afecte negativamente ni disminuya tus posibilidades de logros.
Te regalo entonces las pautas de lo que a mí me ha funcionado para tener el Síndrome de cómplice y no de enemigo:
- Reconocerlo y admitirlo
- Saber que tu autoconfianza se construye con pequeños logros y la única forma de lograrlos es con la ACCION. Atrévete a intentar a pesar del miedo
- Cada vez que el Síndrome invada tu mente con ideas que te paralizan, prepara una lista donde enumeres todo lo que SI tienes para poder avanzar. Ve tratando con pequeñas metas, no mires la escalera completa, concéntrate solo en el primer escalón y un paso a la vez.
- Busca apoyo y retroalimentación de alguien que reconozca tus capacidades y te rete a crecer. Amigas, mentoras, colegas que crean en ti, sean objetivas, pero reconozcan tu potencial.
- Mantén visible y presente los motivos más valiosos que tengas que te impulsen a avanzar. Uno de ellos casi siempre tiene que ver justo con tu maternidad y la necesidad de sentirte plena también en tu rol profesional, sin soltar esos momentos tan preciados de crianza.
Recuerda siempre que:
- El que te paga, está dándote reconocimiento por lo que haces
- No cobrar, te aleja de la posibilidad de mantener un negocio independiente que te permita seguir teniendo el tiempo que requieres con tus hijos
- Es honroso pedir dinero por lo que haces cuando realmente estás aportando valor con ello
- Tú ayudas a resolver un problema, el que te paga te ayuda a seguir haciéndolo
- Lo mereces … ¡ES TUYO!
Que tus sueños y anhelos sean siempre más grandes que tus miedos, para que no te frenen haciéndote sentir impostora. Si yo lo pude hacer, no tengo dudas de que tú también.
Autora Especializada invitada:
Xiomara Frías
Mentora de Emprendedoras. Creadora de El Club de La Tribu
www.xiomifrias.com • @xiomifrias