Importancia de la inteligencia emocional en la crianza
Es muy común, DEMASIADO diría yo, que en ocasiones justifiquemos conductas no tan efectivas de nuestros hijos, fortaleciendo la idea de que “Él es así porque fulano es así”, “Igualito a su papá o a su mamá”, “esa forma es igualita a…”.
Y es que, desde los tiempos de antaño, como humanos buscamos ese sentido de pertenencia, de arraigo y de liga que nos hace sentir parte de una comunidad, parte de una familia, parte de un todo.
Cuando nuestros hijos realizan alguna acción no beneficiosa para su crecimiento que nos hace sentir orgullosos o identificados, tendemos a alabarla y glorificarla, simplemente porque es algo que NOSOTROS COMO ADULTOS REALIZAMOS. Con esta acción reforzamos el mal comportamiento y validamos la conducta irresponsable.
Y luego nos preguntamos por qué con el paso del tiempo nuestros hijos presentan conductas desadaptadas. ¡Pero imagínate! Fuimos nosotros quienes se las celebramos y con ellas anulamos poco a poco su sentido de identidad personal, porque ahora él hace lo que hace porque PAPÁ O MAMÁ lo hacen y con el objetivo de pertenecer, se va perdiendo.
Nuestros hijos son individuos únicos y diferentes. Con cualidades que los hacen brillar por cuenta propia. No pretendamos que sean una sombra de nosotros o que cumplan nuestras expectativas o sueños incumplidos.
Nuestra función como padres es acompañarles y brindarles herramientas que les permitan desarrollarse plenamente siendo conscientes de sus fortalezas y debilidades.
El crecimiento va asociado a múltiples cambios que producirán una transformación personal en la vida de nuestros hijos, y la cosecha de los frutos sembrados en ellos se hará visible a lo largo de su desarrollo. Por ende, si sembramos bien, cosecharemos bien. Si no, pues los frutos tal vez no sean tan favorables.
Es importante educar a los niños y adolescentes en el ámbito emocional a fin de que cuenten con herramientas efectivas que le permitan tener un mayor nivel de conciencia, hacerse responsable de sus actos, tener una mejor capacidad de relacionarse con otros, y tener una mayor probabilidad de éxito personal y profesional.
Según los autores Claude Steiner y Paul Perry, la educación emocional debe enfocarse en tres puntos clave:
- Reforzar la capacidad de comprender las emociones.
- Expresarse de una manera efectiva y asertiva.
- Escuchar activamente a los demás y ser empático.
Gracias a la educación emocional podemos:
- Aprender a conocernos mejor.
- Identificar nuestras emociones y las emociones de los demás.
- Aprender a autorregular las emociones.
- Prevenir los efectos de las emociones negativas.
- Aprender a generar emociones positivas.
- Relacionarnos con los demás de forma saludable y efectiva.
Es por medio del desarrollo de la inteligencia emocional que nuestros niños y jóvenes podrán desarrollar su propia identidad, tener iniciativa y, desarrollar competencias que le permitan volar con alas propias en el cielo del bienestar psicológico, físico y emocional.