Sigue tu instinto mamá
Ya entró Julio y con el, las vacaciones de verano. Desde hace días vengo armando planes sobre que cosas haré con mi hijo para que disfrute sus vacaciones aprendiendo mucho y recolectando buenos recuerdos.
Pero este post no es solo para contarte mis planes, sino para compartirte una reflexión muy personal de algo que viví con mi hijo hace unos meses.
A mediados del año pasado, mi esposo y yo nos fuimos de viaje a Estados Unidos. El vuelo era de noche, así que optamos por dejar al niño con mis padres y cuando nos fuimos el estaba dormido por lo que no pudimos despedirnos de el.
Cuando regresamos a la semana siguiente, nos encontramos con un niño distinto. Bian se había vuelto muy sensible, apático, dependiente de la presencia de papi y mami y no quería a nadie. En ese momento entendí que mi niño estaba pasando por un proceso traumático en el que creyó que sus papás lo habían abandonado.
Ya me imagino lo que habrá sentido mi chiquito durante esos días en los que para todos, él estaba bien por fuera pero por dentro estaba destruido. ?
Pensando que las cosas mejorarían, lo inscribí en el colegio al par de semanas. Pero Bian no pudo adaptarse correctamente, vomitaba todos los días, no comía, era agresivo con los demás niños y no le gustaba estar con los demás.
Entonces fue cuando caí en la cuenta de que había estado haciendo todo mal y que mi hijo ahora mismo lo que necesitaba era mi apoyo, mi contención y mi compañía.
Decidí dejar el colegio y hablar con la directora para comenzar cuando el niño estuviera listo y nos fuimos a casa con el corazón dispuesto a sanar las heridas.
Duramos unos 5 meses en proceso de sanación. Durante esos meses me dediqué a exponer al niño a todo lo que fuera educativo: canciones, apps educativas, juegos, libros de cuentos, vídeos; y me esforcé por dedicarle tiempo de calidad cada día con el objetivo de que sintiera que mamá nunca lo dejaría y que aunque algún día tuviera que salir, siempre volvería por el.
Mucha gente me dijo que estaba loca, que lo estaba sobre protegiendo mucho, que lo estaba malcriando, que él se iba a adaptar bien, etc. Pero nada de hizo me hirió ni mortificó porque sabía que estaba haciendo lo correcto, que nadie mejor que yo conocía a mi hijo y que en ese momento el solo necesitaba mucho amor de papá y mamá para mejorar y avanzar.
A principios de Enero ya mi corazón me dijo, “tu peque está listo para entrar al colegio”. Así que seguí mi instito y comenzamos esta nueva etapa con todas las ganas.
Lloró un poco el primer día, como es normal, pero al día siguiente se quedó tranquilo.
Hace unos días me entregaron la evaluación del año escolar de Bian junto a sus prácticas en el aula y sus libros ? de trabajo. Para haber entrado a cursar este año escolar a mitad, es increíble todo lo que aprendió en tan poco tiempo.
En la evaluación lo que más me emocionó fue la descripción tan emotiva que realizó su maestra de el y de lo especial que es. Estoy feliz de haber seguido mi instinto e inscribirlo en el tiempo ⏳ en el que sentí que era correcto y que ya estaba preparado para enfrentar esta nueva etapa. Ya luego les contaré en un post el por qué les cuento esto y lo importante que es respetar el tiempo y los procesos naturales de los niños para sobrellevar sus etapas.
Nuestra responsabilidad como padres es identificar la mejor forma en la que podemos contribuir al bienestar emocional y físico de nuestros hijos y para ello necesitamos abrir los ojos del alma y de corazón ♥.
Así que no te sientas mal si ante la mirada de todos lo que haces no es correcto, siempre y cuando sea por el bienestar de tus hijos y con herramientas de crianza respetuosa y positiva, sigue adelante y sigue tu instinto.