Cuando somos padres, una de las tareas más difíciles de manejar es cuando vemos que nuestros hijos dejan casi todos los alimentos en el plato, no quieren comer o son muy quisquillosos y selectivos a la hora de hacerlo. Es inevitable preocuparnos por esta situación pues en lo primero que pensamos es que esto puede traer consecuencias para el sano desarrollo y crecimiento de nuestros pequeños.
Para que nuestros niños crezcan sanos y fuertes, es necesario que su alimentación esté conformada por los cuatro grupos de nutrientes esenciales: proteínas, carbohidratos, vitaminas y minerales, los cuales deben suministrarse de forma completa y balanceada, apoyados en la edad, el peso y la talla óptima de nuestros hijos.
Los niños que casi no comen, también conocidos como melindrosos, “picky eaters” o niños difíciles de alimentar, son aquellos que tienen una dieta poco variada, que no consumen todos los alimentos recomendados por la pirámide nutricional, que consumen pequeñas porciones o que presentan favoritismo por ciertos alimentos rehusándose a probar nuevas opciones o sabores.
A pesar de ser un hábito tratable, no podemos evitar preocuparnos ante esta situación, ya que puede desencadenar en nuestros hijos deficiencias nutricionales graves.
Si nuestros hijos tienen una nutrición deficiente pueden presentar:
- Un desarrollo físico inadecuado.
- Bajo peso
- Deficiencias nutricionales
- Malnutrición
Un niño alimentado de la manera correcta crecerá saludable, será más productivo y aprenderá con mayor facilidad.
En comparación con aquellos niños que comen de manera completa y balanceada, los niños difíciles de alimentar:
- Reciben 45% menos de proteínas, lo que puede perjudicar su desarrollo muscular y de tejidos.
- Reciben 31% menos de energía, lo que podría comprometer su correcto aprendizaje y crecimiento.
- Consumen 500 mg menos de calcio, lo que podría causar fragilidad en sus huesos.
- Consumen 3 mg menos de Zinc, lo que puede provocar anomalías del tacto, el olfato y falta de apetito.
Es por esto que la alimentación en los primeros años de vida es crucial para el correcto desarrollo y crecimiento de nuestros hijos. Esta alimentación varía de acuerdo con la edad y a las necesidades específicas de cada niño.
En esta etapa es cuando debemos ofrecer la mayor cantidad de alimentos variados a nuestros hijos, a fin de crear en ellos buenos hábitos alimenticios.
Diferencias entre alimentar y nutrir
Tendemos mucho a confundir estos términos, pero, aunque parezcan utilizarse para el mismo acto, significan cosas distintas.
Alimentar se refiere al acto de elegir los alimentos, prepararlos e ingerirlos, siendo esta acción consciente y voluntaria.
La nutrición es un conjunto de procesos involuntarios e inconscientes en los que el organismo transforma los alimentos en nutrientes.
Nuestros hijos están en crecimiento, por esa razón necesitan una dieta que incluya todos los nutrientes (completa) en las cantidades adecuadas (balanceada).
Para tener una dieta completa y balanceada, las comidas de los niños deben incluir macronutrientes (carbohidratos, grasas y proteínas) y micronutrientes (vitaminas y minerales), en sus respectivas porciones de 30%-40% grasas, 45%-65% carbohidratos y 2%-20% de proteínas, en las proporciones adecuadas de acuerdo con sus necesidades.
Cómo elegir las cantidades ideales de alimento para los niños
La mano de tu hijo es la guía para que puedas calcular el tamaño de las porciones que debes darle en cada comida.
Pulgar: Grasas, mantequilla, mantequilla de maní, mayonesa, etc.
Puño cerrado: Carbohidratos (arroz, pasta, cereales y vegetales).
Mano extendida: Nueces, maní, frutos secos.
Longitud Dedo índice: Quesos y embutidos.
Palma de la mano: Carnes, pescados, pollo, pan o tortilla.
Dos palmas de mano unidas: Palomitas de maíz, snacks, etc.
Beneficios de una correcta nutrición en los niños
Si nuestros hijos están bien alimentados y reciben los nutrientes esenciales acordes a su edad, disfrutarán de los siguientes beneficios:
- Crecimiento adecuado dentro de los límites normales de su edad (peso y talla).
- Evitarán carencias o excesos de energía y nutrientes.
- Prevenir o corregir problemas nutricionales: falta de crecimiento, pérdida de peso, peso inadecuado, déficit de vitaminas, etc.
La nutrición de los niños se basa en aportarles macronutrientes, que son los que le proveen de energía y cubren los requerimientos de sus funciones vitales.
Por lo que para que una alimentación se considere balanceada debe integrar los micronutrientes, vitaminas y minerales, con alimentos ricos en macronutrientes.
Conociendo los macronutrientes
Los macronutrientes abarcan el grupo de las proteínas, los carbohidratos y las grasas, los cuales suplen las necesidades de energía y sano desarrollo y funcionamiento de nuestro cuerpo.
Las proteínas tienen la función de crear, reparar y mantener los músculos y tejidos de nuestro organismo en buen estado y funcionamiento.
Algunos alimentos que son ricos en proteínas son: pescado, pollo, carne de res, yogurt, queso, huevo, mantequilla de maní, soya, etc.
Los carbohidratos constituyen la fuente principal de energía para nuestros pequeños, así como el aporte de fibra (prebióticos) necesarios para fortalecer el sistema inmunológico de los niños, disminuyendo el crecimiento de bacterias dañinas que pueden causar enfermedades.
Entre los alimentos ricos en carbohidratos encontramos el arroz, el pan, los cereales, las lentejas, los garbanzos, maíz, papa, tortilla, etc.
Por último, hablemos de las grasas.
Las grasas nos aportan energía, ayuda a proteger los órganos del cuerpo y ayudan a absorber y transportar ciertas vitaminas.
Una mezcla de grasas saludables con Omega 3 y 6, reforzados con alimentos ricos en DHA y AA, favorecen el desarrollo visual y cerebral de nuestros hijos.
Entre los alimentos ricos en grasa encontramos los aceites (oliva, canola, soya, maíz), frutos secos (maní. Nueces, macadamia, etc.), aguacate, leche y sus derivados.
Los micronutrientes y su importancia
Los micronutrientes abarcan las vitaminas y minerales. Estos elementos se encuentran en cantidades muy pequeñas en los alimentos, pero son esenciales para el buen funcionamiento del organismo de nuestros hijos durante su etapa de crecimiento.
Las vitaminas son sustancias esenciales que son vitales para la formación y reparación de tejidos, liberación de energía y fortalecimiento del sistema inmunológico.
Para adquirirlas es necesario que nuestros pequeños consuman muchas frutas, vegetales, lácteos y carnes.
Los minerales son indispensables para la nutrición de las células, la constitución del sistema oseo (huesos y dientes) y los tejidos.
Además, previenen enfermedades relacionadas con deficiencia de un nutriente especifico, como, por ejemplo, la anemia, la cual se produce por deficiencia de hierro.
¿Qué alimentos son fuente de vitaminas y minerales?
Las frutas (manzana, banana, pera, mango, piña, fresa, guayaba, mandarina, etc.)
Los vegetales (brócoli, coliflor, lechuga, repollo, berenjena, remolacha, pepino, etc.)
Pasos para lograr una nutrición completa y balanceada
Enseñarles buenos hábitos alimenticios a nuestros hijos es como enseñarles a caminar. Se lleva un poco de tiempo, disposición y dedicación.
El tiempo y la forma de manejar las situaciones que se presentan con cada niño, es particular y por ende, no hay un estándar especifico de cómo actuar. Aquí deberás hacer uso de tu creatividad para de manera estratégica suplir a tus hijos de los nutrientes necesarios para que crezcan sanos.
Los padres deben trabajar junto a su pediatra para asegurarse de estar siguiendo el plan de alimentación correcto acorde a la edad y necesidades particulares del niño. También debemos tomar en cuenta que el tiempo mínimo de recuperación o tratamiento debe ser de 3 meses.
A continuación, te compartiré algunos pasos que te ayudarán a garantizar que tus peques estén bien alimentados:
- Establece horas fijas para las comidas principales y las meriendas
- Define el periodo de tiempo, dígase las horas, en el que se servirá cada comida diariamente.
- Es recomendable que haya de dos a cuatro horas entre cada comida o merienda.
- Ajústate a este horario por dos semanas. Haz ajustes en caso de ser necesario.
- Entender las señales de hambre de tu hijo
- Al fijar los tiempos de comida, presta atención a los signos de hambre o llenura de tu hijo
- Pon atención a su comportamiento durante las comidas
- Alimenta a tu niño cuando identifiques que tiene hambre y deja de alimentarlo cuando notes que ya está saciado.
- No forces las comidas. Mejora trata de ajustar las horas de las comidas y meriendas de modo que realmente se las brindes a tu hijo cuando este las requiera.
- Escoge alimentos saludables
- Incluye frutas, vegetales, lácteos y frutos secos en la alimentación de tu hijo.
- De manera gradual, incorpora los alimentos anteriores. Así podrás identificar si tus hijos hacen alguna reacción a algún alimento en especial.
- Modifica las texturas de los alimentos tomando en cuenta las habilidades de alimentación de tu pequeño (texturas suaves, texturas crujientes) y sus gustos. Por ejemplo, a mi hijo no le gustan las frutas en su versión original, pero si es en jugos, no le pone peros.
- Identifica tu estilo de alimentar y aprende de el
- Identifica tu estilo de alimentación y utiliza practicas asertivas para alimentar a tu hijo
- Come con tu hijo y dale ejemplo de buenos hábitos de alimentación
- Confía en tu niño a la hora de comer
- Habla positivamente de los alimentos y la alimentación
- Ofrece solo agua entre comidas y meriendas
- Invita a tu hijo a comer alimentos saludables, no importa que te diga que no o que reas que eso hará. El éxito está en la constancia.
- Ofrece un alimento nuevo a tu hijo al menos una vez cada día.
- Crea la mesa familiar
- Tan pronto el niño comience a probar sólidos, crea el hábito de comer en la mesa, libre de celulares y sin computadoras.
- Traigan a la mesa solo conversaciones placenteras.
- Los miembros de la familia deben compartir la hora de la comida tanto como sea posible cuando estén juntos.
- Usa una silla alta para tu peque y asegúrate que tu niño quede a nivel de todos los demás en la mesa.
- Coloca una cantidad pequeña de alimentos en el plato del pequeño.
Espero que esta guía te sea de utilidad y que comiences a aplicar algunas de las técnicas compartidas para que tus hijos estén mejor alimentados y tú estés más tranquila. 😀